martes, 3 de mayo de 2016

Crónicas de Champions 2016 (II) A dream of spring

Cuenta una vieja leyenda inglesa que el pérfido corsario Drake se encontraba jugando (posiblemente con nula pericia) al muy cántabro deporte de los bolos cuando le llegó la noticia de la llegada de la armada invencible mandada por el Rey Felipe. En lugar de abandonar precipitadamente el terreno de juego, dejó una de esas frases de dudosa veracidad pero trascendencia secular. "Tenemos tiempo de acabar la partida. Luego venceremos a los españoles". En aquella ocasión, Felipe, como espero que Florentino en esta, fue más segundo y menos prudente que nunca. Lo impensable ocurrió, y la malvada pero inteligente flota británica derrotó y dispersó para los restos a la mal comandada hueste del imperio y la verdad absoluta. Puedo imaginarme el ambiente de injustificada euforia de los puertos hispanos antes de la partida de los barcos. "Los machacaremos". "La armada es la armada", Hasta puedo intuir la socarrona sonrisa del monarca en su palco del Escorial, posiblemente vestido de blanco nuclear y con algún merengue anticipado susurrándole al oído sibilinas consignas de ventajismo caduco.
Más de cuatro siglos después y con otro Felipe en el trono, el nuevo almirante francés y sus huestes lanzan anticipadamente las campanas al vuelo, sin llevar además en la expedición ningún cántabro experto en el arte del emboque, y que de paso les avise de los peligrosos vientos del norte del canal de la Mancha. Los ojos delatan la ambición imprudente de un Zidane que parece haber sacrificado su pantalón en los altares de la maldición de la codicia. El City debe aprovechar la ocasión y salir a presionar y sorprender de inicio. Lanzar en los primeros 10 minutos los barcos en llamas al corazón de la confiada flota. Y que sea lo que Dios (o la reina Isabel) quieran.

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